RocioSantaCruz

La galería RocioSantaCruz es un espacio dinámico para la creación y el pensamiento contemporáneo en todas sus manifestaciones. Situado en el centro neurálgico de Barcelona, el espacio acoge proyectos tanto de artistas consolidados como talentos emergentes.

Fiel a su trayectoria desde 1994 en París como editora de libros de artista, el planteamiento de RocioSantaCruz es poner el foco sobre archivos inéditos con el objetivo de generar un diálogo entre las vanguardias de la segunda mitad del siglo XX y las nuevas prácticas contemporáneas. La galería se concibe como un lugar de experimentación, un punto de encuentro para la reflexión y un espacio para la difusión de nuevas prácticas con un especial interés en la fotografía, el cine experimental, el archivo y la edición de publicaciones de artista.

Artistas representados:

ORLAN, Teresa Gancedo, Pilar Aymerich, Toni Amengual, Colita, Gloria Oyarzabal, Mar Arza, Antoni Campañà, Vari Caramés, Blanca Casas Brullet, Ceesepe, Nicolás Combarro, Jean Denant, Oriol Vilapuig, Pep Duran, Gonzalo Elvira, Andrés Galeano, Marcel Giró, Lluís Hortalà, Ouka Leele, German Lorca, Fina Miralles, Miquel Mont, Marina Núñez, Lois Patiño, Diogo Pimentão, Palmira Puig, Raiña Lupa Ediciones, Miguel Rio Branco, América Sánchez, Montserrat Soto, Miguel Trillo, Sergio Vega

En «La campana cósmica y el lago que respira», Dionis Escorsa (Tortosa, 1970) recupera críticamente el imaginario paisajista burgués decimonónico, para elaborar una autobiografía ficcional enmarcada en la herencia patriarcal catalana. 

Partiendo de un cuadro del campanario de Tavèrnoles -un pueblecito cercano a Vic- que pintó su abuelo hace ya casi un siglo, ha desarrollado -junto a Albert Merino- un videomapping 3D que altera a tiempo real la atmósfera de la acuarela y la convierte en un reloj y en un dispositivo de consulta meteorológica. 

Esta metodología se expande -mediante una instalación inmersiva de grandes paneles pintados al óleo- al campanario semisumergido de Sau -vecino y hermano del de Tavèrnoles- cuyo nivel de agua se proyecta también recubriendo la pintura. 

En estas y otras piezas, Escorsa realiza un ejercicio de apropiación estilística que le permite seguir pintando como si fuera su abuelo, buscando reconocerse no sólo en su arte sino también en la devoción que tenía por la astronomía y descubrir sus propias afinidades o repulsiones con la cultura místico-religiosa de esa época que aún pueda subyacer en el presente.